Por siglos, esta diminuta semilla fue
usada como alimento principal por grupos indígenas al suroeste de Estados
Unidos y México.
Los indígenas del suroeste ingerían muy poco, no más de una cucharada llena
cuando salían de marchas forzadas durante 24 horas. Los indígenas que caminaban
desde el Río Colorado hasta las costas de California para intercambiar
turquesas por conchas marinas sólo llevaban chía para su nutrición.
A las semillas de Chía se le
atribuyen 2 veces la proteína de cualquier otra semilla, 5 veces el calcio de la leche entera, además del boro, mineral que ayuda a la
absorción del calcio en los huesos, 2 veces la cantidad de potasio de los plátanos, 3 veces más antioxidantes que los arándanos, y
3 veces más hierro que las espinacas, aparte de grandes cantidades de ácidos grasos
esenciales omega 3.
De manera más específica detallamos
que:
Por cada 100 gramos de semillas de Chía
encontramos un 64% de ácidos grasos omega-3 (mucho más de lo que hay en casi
cualquier otro alimento que conozcamos, superando incluso a las semillas de
lino), un 42% de carbohidratos (lo cual lo hace un alimento energético ideal
para deportistas o gente que tenga un requerimiento calórico importante) y un
22% de fibra dietaria (muy beneficioso para quienes sufren de estreñimiento).
En cuanto a vitaminas, encontramos por cada 100
gramos de semillitas 44mg. de vitamina A, 6 mg de vitamina B3, trazas de
vitaminas B1 y B2, y en minerales encontramos 1070 mg de Fósforo (altamente
beneficioso para la memoria) 400 mg de Magnesio, 700 mg. de Calcio y 700 mg. de
Potasio, así como trazas importantes de Hierro, Cinc, Sodio, Boro, Manganeso y
otros.
Los seres humanos necesitamos de un total de 20
aminoácidos para producir energías y reponer las proteínas que forman parte de
numerosos tejidos de nuestro cuerpo. De esos veinte, hay diez que nuestro
cuerpo puede producir a partir de compuestos varios, pero los diez restantes
solo se pueden obtener directamente de los alimentos que se consumen, el cuerpo
no es capaz de sintetizarlos, son los “esenciales”. Si no los obtuvieran los
niños por ejemplo, no podrían crear tejidos nuevos, con los consiguientes
problemas de crecimiento. Y los mayores no podrían reponer células muertas o
deterioradas de sus tejidos. Las semillas de Chia, por tener a los diez
aminoácidos esenciales, son consideradas un alimento con proteínas vegetales
completas.
Entre las propiedades medicinales de las
semillas de chía, el gel que forman en el estómago activa un proceso que
disminuye la conversión de carbohidratos en azúcar, por lo cual es muy
beneficiosa para los diabéticos. Al prolongar la conversión de carbohidratos en
azúcar el efecto generador de energía dura más tiempo. Se digieren muy
fácilmente, por lo cual el cuerpo las aprovecha enseguida para generar energías
y construir músculos y tejidos corporales. También son un alimento ideal para
celíacos, porque no contienen gluten.
Las semillas de Chía contienen triglicéridos de
cadena larga en la proporción adecuada para reducir el colesterol en las
paredes arteriales. Pueden absorber más de 12 veces su peso en agua, lo cual
mantiene la hidratación de la piel y retiene la humedad. Como al hidratarse en
el cuerpo, dan la sensación de saciedad son el alimento ideal para dietas para
bajar de peso. También tienen la particularidad de mantener bajas la presión y
el balance electrolítico del cuerpo.
Se puede consumir
a cualquier hora del día, pero mejor es antes de las comidas.
Se recomienda el
consumo de 1 cucharada de semillas de chía en el desayuno y 1 cucharada por la
noche, remojadas en 1 vaso con agua, jugo u otra bebida.
Se remueve con
una cuchara para que entre en contacto con el líquido y se deja entre 15 y 30
minutos.
Debido a la fibra
soluble que contiene las semillas y también a su capacidad de absorción de
líquido, se formará un gel que se tomará junto con las semillas, transcurrido
el tiempo mencionado. Esta semilla tiene habilidad de absorber más de 12 veces su peso en agua. Dicha
habilidad de mantenerse en el agua ofrece la posibilidad de prolongar la
hidratación.
Las semillas
también se pueden consumir con leche, bebidas de soya, yogur, ensaladas,
frutas, salsas, sopas, cremas, verduras, etc.
También se puede incorporar tanto entera como molida en panes, galletitas,
repostería, etc.
En
los niños solo hay que tener la precaución de no darles más de 5 gramos por día
para evitar posibles diarreas, ya que su contenido en fibra es muy alto. Ante
la duda, es recomendable empezar probando con 5 gramos e ir aumentando en forma
paulatina hasta llegar a un máximo de 25 gramos. Como el efecto más notable es
que hace bajar de peso, no se debe pasar de esa cifra, sobre todo si se es
delgado. O en todo caso ante cualquier duda consultar a un médico especializado
en alimentación natural.